La noche de fin de año trajo numerosas anécdotas a nuestras
vidas: familias comiendo, bebiendo, cotillones, uvas, el esperpento de Canal
Sur, pero sin duda una de las que más ha llamado la atención fue la del vestido
de una presentadora de la cadena del Grupo Planeta “La Sexta”.
La presentadora apareció con un vestido que mostraba su
cuerpo y su ropa interior. Ante esto hemos de hacer un par de reflexiones. La
primera es que se utilice como un objeto el cuerpo de la mujer para ganar más
audiencia. Y la segunda es el tipo de cuerpo que se usa como objeto. Una cara
bonita, una “tía buena” según los cánones sociales. Se reduce todo lo que puede
aportar la mujer a los instintos primitivo-reproductivos que despierte. No se
nos presenta como ideal la mujer luchadora, con conciencia de clase, comprometida
con la comunidad y libre, no señor. Es más, ese tipo de mujeres suelen aparecer
como freaks, inadaptadas, envidiosas, etc. Basta con tener un buen par de
domingas o un cuerpo “apetitoso”(sic) para ser aceptadas por la sociedad. Bueno,
por su sociedad, porque en lo que a mí respecta considero a la Pedroche una
individua con un atractivo igual o inferior a cero.
Por otro lado, tenemos las reacciones al vestido, que rozan
la bipolaridad. Encontramos a los típicos babosos que se recrean con la imagen de
la presentadora enseñando cacha, y por otro lado tenemos a los que con ardor,
critican la inmoralidad de dicha vestimenta. Ni una cosa ni otra. El cuerpo
femenino o masculino debería estar lo suficientemente normalizado como para que
enseñarlo(o no) no fuese ni motivo de tabú, ni motivo de escarnio público, pero
tampoco de una supuesta liberación. Lo que hay que entender es que enseñar el
cuerpo es cosa de cada persona, que ver a una mujer no debería suscitar ninguna
reacción ni a favor, ni en contra y que pobre de aquella sociedad que se
escandalice del cuerpo de una mujer desnuda o ligerita de ropa.
Esta sociedad no ha superado los complejos de su educación
burguesa, puesto que las condiciones materiales que las propician no han
cambiado. Hace falta pues cambiar estas condiciones materiales y educar a la
sociedad en el sentido de que cambie la escala de valores, de varas de medir y
de juzgar en la que actualmente nos movemos.
Personalmente, diré que no considero este acto ni como una reivindicación
ni como algo negativo. Simple y llanamente, tanto el tema de esta presentadora
como el de quién quiera exhibir su cuerpo es algo que ni me va ni me viene. Ni
lo critico, ni lo considero una señal de liberación, pues a fin de cuentas si
entendemos la liberación femenina sin contenido de clase o basada únicamente en
cambiar los modelos sexuales, es que en algo estamos fallando.
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