Os escribo con una sensación de mala ostia, cabreo y
ascopena como no os podéis ni imaginar. Os comento, ahora que están tan de moda
las redes sociales de contactos(vamos, las de ligoteo de toda la vida) decidí
realizar un experimento.
Ayer, conversando con una chica que estaba en contra de
tales redes sociales, me decanté por ver los toros desde el otro lado de la
barrera; es decir, registrarme como chica para comprobar si realmente era
cierto todo lo que la chica decía sobre esas redes sociales.
Como siempre la realidad siempre supera las más terribles
historias. ¿Qué decir? Pues imaginaos. En cuatro minutos desde mi registro como
hembra ficticia una manada de babosos y palilleros invadieron mi perfil con
visitas y solicitudes de ligoteo. ¡Y eso que aún no había completado el perfil
troll siquiera!
Por no hablar de la cascada de mensajes que recibí en el
correo privado de dicha aplicación. Y oíd, no todos eran garrulos. También teníamos
al típico buitre que se las da de feminista para arrimar la cebolleta. Cuan
estupefacto me quedé cuando comprobé que incluso los tíos que mi perfil cibernético
falso rechazaba volvían a la carga una y otra vez, llegando al acoso directo
constante.
Dudo mucho siquiera que alguno de esos hombres hubiese leído
lo más mínimo la descripción de mi perfil. Como avatar puse la foto de una
chica bastante atractiva, a los hombres que entraban les era imposible
literalmente interesarse por algo más que esa foto. ¡Si sólo entraban y a las décimas
de segundo mandaban la solicitud de ligoteo! Me sentí como un objeto, como
carne, como una cebra del Serengueti siendo observada por una manada de leones
famélicos… Muy triste todo.
Siempre he tenido convicciones feministas de clase, pero es
que comprobarlo en la propia piel clama al cielo. ¡Y lo peor es que muchas
chicas se prestaban al aquelarre cárnico! Entiendo que una red social de
contactos pueda tener cierta tendencia a las relaciones únicamente sexuales,
pero por Dios, ¡ aquí estamos hablando de que únicamente iban a lo que iban! Hay
redes en que conoces gente con tus mismos gustos, aficiones, creas empatía, y
conversas con otra gente(chicos o chicas) sin tener que el sexo como única
finalidad. Dudo mucho que dados los mensajes que recibí, hubiese algún Casanova
interesado en mantener una charla sobre Benedetti conmigo. Nauseabundo.
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